hay que tener suerte

Detrás queda Martinica. Fort de France: mercados muy animados y de todos los colores – a las seis se apaga el interruptor y todo se para. En frente, en la cala Anse Mitan, tenemos (lo confieso: ¡sobre todo el capitán!) algo de paranoia: vallas altas protegen las casas nobles contra la playa – ¿contra quien? En la cala Anse Noir los pelicanos se lanzan del cielo como torpedos al mar para pescar. En la cala Grand Anse d’Arlet delante de una playa de ensueño con palmeras estamos muy tranquilos, aunque por las mañanas rascan las tortugas en el casco de Tuvalu. Saint Pierre: pueblo pequeño, que en 1902 fue destruido por un volcán enorme. Único superviviente – el prisionero condenado a muerte que se encontraba en su celda. Hay que tener suerte. Pero esta lloviendo como nunca esta mañana en Saint Pierre – ya es hora para dejar esta isla maravillosa en dirección Domenica.
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