Navigare vivere est

2023-02-06T04:25:08+00:00 6 febrero, 2023|2023, Indian Ocean, Malaysia, Thailand|

Solo

El yate sigue retocándose aquí y allá, pero después de la visita de Alba e Iván y antes de la salida al Océano Índico, aún tengo tiempo de sobra. O eso creía yo. Pero lejos de eso, Murphy ataca de nuevo, debido a los interminables problemas con el motor y la electrónica, se retrasa la autorización de salida de Malasia. Los nervios vuelven a estar a flor de piel.

Entonces, casi inesperadamente, un día llega el momento. Solo, salgo de Malasia el 11 de enero, navegando lentamente hacia Tailandia a un agradable ritmo diario. Me reencuentro con el mar de una forma que sólo es posible como navegante en solitario. El mar, el viento, las olas, el sol, la luna… todo va directo a mi alma. Navigare vivere est.

Aunque en realidad no estoy solo, somos dos. El Tuvalu y yo. Escucho el menor chirrido, gorgoteo y crujido del yate, aquí una caricia, allá un poco de aceite que se arrastra. Poco a poco volvemos a encontrarnos tras años de separación para explorar juntos los océanos. Recuerdo lo que me comentó una vez mi amigo y circunnavegador David Ruiz: lo peor para un navegante es cuando pierde la confianza en su yate. Él entonces en Islas Horn, yo inevitablemente en los largos años de ausencia inducida por la pandemia. Así que el estado técnico del yate, que puede comprobarse de antemano y garantiza la seguridad, es siempre una instantánea. Porque la confianza en que el motor arrancará en mitad de la noche durante una tormenta, que la potabilizadora no tartamudeará incluso a ocho nudos de velocidad del barco, que los paneles solares cargarán suficientemente las baterías incluso cuando esté nublado, tiene más que ver con la fe, la confianza y el apego emocional que con los conocimientos náuticos, los conocimientos técnicos y la verificabilidad. Así que estos días solitarios entre Malasia y Tailandia sirven sobre todo para una cosa: recuperar la confianza. La convicción de que el Tuvalu nunca me defraudará, me salvará a pesar de todas las adversidades de la naturaleza y de la torpeza del capitán.

 

De camino

Una bombona de acero vacía sobrepasa por un pelo el delgado casco de plástico reforzado con fibra de vidrio del Tuvalu. Prefiero los delfines, que nos acompañan juguetonamente durante varias horas. Otro estrafalario barco de madera, que resulta ser un pescador y no un pirata. Por lo demás, sólo viento, olas y sol. No hay tormentas. La inmensidad contemplativa, el infinito del mar. Sólo en contadas ocasiones estas ultimas semanas he podido mantener la fe en los momentos mágicos en alta mar, mientras reparaba el yate. Pero en realidad llevo días navegando. En el Océano Índico. Con Marcos, excelente amigo y sabio compañero de navegación, que me acompaña desde Phuket.

Miles de millas por navegar, infinitas e incomprensibles se extienden ante mí. Se podría derivar al azar, pero los vientos nos empujan hacia el oeste. Hacia el futuro. Nicobar, Sri Lanka, Maldivas, Yibuti, Mar Rojo. Palabras que despiertan esperanzas en mí, prometiendo el futuro. También Somalia, que abre abismos, pero que prefiero volver a apartar rápidamente. Donde quiera que vaya a la deriva: pronto las palabras se convertirán en realidad, las líneas abstractas de las cartas marinas en olores, sonidos, niños chillando de alegría, indígenas remando en canoas, palmeras o dunas de arena. Escapar de lo abstracto, se convierte en lugares y tiempos reales. Convirtiéndose en vida.

El 31 de enero, ya en la oscuridad con la tenue luz de la luna, llegamos a las Maldivas y fondeamos a salvo, en aguas profundas tras el peligroso arrecife de coral del atolón. A la mañana siguiente, temprano, aún medio dormidos, oímos el canto de las oraciones de la mezquita del pueblo de Uligam. Ya hemos llegado.

 

2 Comentarios

  1. David Ruiz alias Thor cinco 06 de febrero de 2023 en 09:28 09Mon, 06 Feb 2023 09:28:07 +000007. - Responder

    ¡Bravo Hans!
    precioso relato que me traslada de nuevo a esas aguas. Bravo también por la confianza recuperada en el Tuvalu, te lo has currado un huevo y ahora solo queda el disfrute. Un abrazo a los dos desde el Mediterráneo que os espera este verano impaciente y con los brazos abiertos.

  2. Fabiola 06 de febrero de 2023 en 11:19 11Mon, 06 Feb 2023 11:19:39 +000039. - Responder

    Hans, bravo por ti y bravo Tuvalú!!!
    Nos alegra tener noticias frescas. Cada vez un pasito más cerca de casa.
    Te deseamos los mejores vientos y buena proa en las próximas singladuras.
    Un abrazo y besos
    Eggi & Fabi

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